El Espíritu Santo es el mayor de los dones que descendió como el tesoro más precioso que el hombre puede aceptar.
Esta hoy con nosotros, esta con su pueblo; preparándolo cada día, para el encuentro con El Señor Jesucristo en su segunda venida, asi como en la primera venida.
Cristo dijo a sus discípulos: "Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré" (Juan 16:7). Este era el mayor de los dones. El Espíritu Santo descendió como el tesoro más precioso que el hombre podía aceptar. El Espíritu Santo debía descender sobre los que amaban a Cristo en este mundo. EGW MHP
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