viernes, 20 de octubre de 2017

05. CUIDADO CON EL OCULTISMO


Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded:
 ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? Isa. 8:19.  

El espiritismo es la obra maestra del engaño. Es la mentira más fascinante y de más éxito de Satanás, calculada para lograr la simpatía de los que han depositado a sus amados en la tumba. Ángeles impíos vienen asumiendo la forma de esos amados, y relatan incidentes relacionados con sus vidas, y llevan a cabo actos que ellos realizaron mientras estaban vivos. 

 De ese modo inducen a las personas a creer que sus amigos fallecidos son ángeles que están volando por encima de ellos y que se pueden comunicar con ellos. Estos ángeles impíos, que pretenden ser los amigos desaparecidos, reciben un cierto grado de idolatría, y para muchos sus palabras tienen más peso que la Palabra de Dios. De ese modo se induce a hombres y mujeres a rechazar la verdad, y a escuchar "a espíritus engañadores". 

La Palabra de Dios declara en términos positivos que "los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol" (Ecl. 9:5). 

 Este claro texto contradice directamente las enseñanzas del espiritismo, y si se le prestara atención, 
salvaría muchas almas de las trampas del enemigo. Muchos están incursionando en el espiritismo simplemente por curiosidad. 
 No tienen verdadera fe en él, y retrocederían horrorizados ante la idea de convertirse en mediums, pero se están aventurando en terreno prohibido y peligroso. Cuando se encuentran bien entrampados en la red del enemigo, descubren que están sometidos a un poder que convierte a sus siervos en los más abyectos esclavos, y nada puede librarlos de él sino el poder de Dios. 

 Nuestra única seguridad consiste en confiar en Dios
 sin duda alguna y en seguir fielmente
las instrucciones de su Palabra. 

 La Biblia es la única carta que señala la senda estrecha
que evita los abismos de la destrucción. . . 

¡Qué amor, qué amor maravilloso que Dios soporte la perversidad de su pueblo y envíe ayuda a cada alma que desea hacer su voluntad y abandonar el pecado! . . .  Si el hombre quisiera colaborar con los representantes del cielo, saldría más que vencedor. Seres caídos como somos, capaces de cometer los crímenes más horribles, podemos llegar a ser, sin embargo, vencedores. (Signs of the Times, del 26 de agosto de 1889). EGW. Cada Día Con Dios 247.

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